miércoles, 11 de julio de 2007

Una pequeña reflexión...

Dejando un poco de lado el frío polar de Buenos Aires…

¿Han tomado conciencia de lo poco que nos encontramos desnudos a lo largo de los días?

Nos desnudamos fugazmente, en el baño cotidiano, en el cambio de ropas, en algún encuentro amoroso…¿Pero quién se acuesta a pensar, a dormir, a trabajar en casa, a escuchar música o a cocinar…desnudo? Al menos por un rato… ¿suena una locura? ¿Por qué?
Personalmente no le encuentro nada de descabellado a estar desnuda en mi propio espacio. Pero soy conciente de los impedimentos que se me cruzan en el camino.
Primero, la familia o la/s personas con quienes compartimos el hogar. ¡Qué pensarán si no les dejo entrar a mi habitación porque estoy leyendo un libro…desnuda! Y los vecinos! Como vivimos uno encima del otro, para quitarme la ropa totalmente, es necesario cerrar persianas y ventanas, asegurarse de que ningún curioso tenga acceso. Me encuentro de pronto atrincherada en mi cuarto, lejos de la noche o el día…solo para poder estar desnuda un rato…
Por último, el tiempo. Ese guardián que nos pisa los talones. Perdidos entre las obligaciones y las rutinas, a nadie se le ocurre dedicar un momento para liberar nuestras pieles de esas telas asfixiantes y molestas…
No, definitivamente, en este milenio no hay lugar para nosotros mismos…o simplemente para un cuerpo desnudo.

viernes, 6 de julio de 2007

Nada?

Creo abrir los ojos, no estoy segura.
La noche y mi oscuridad se mezclan dibujando un negro impenetrable.
El silencio, filo de plata, corta la monotonía.
Mis manos atadas con hilos de locura, intentan ocupar un espacio desconocido
buscando incansables un rincón habitable
pero sólo encuentran agujeros de tiempos perdidos.
Como si fuesen mis primeros pasos, avanzo descalza
recorriendo rutas impredecibles.
Ahí estoy, al fin, sólo conmigo misma.
¿Será esto nada más que el infinito?

jueves, 5 de julio de 2007

Mi Piel

Lunas negras habitan tu tierra
Heridas de guerra de algún invierno olvidado
Recuerdos dibujan una letra escondida
Irrumpen tu quietud surcos de carne y furia
Temores y penas anclan sus uñas, desgarrándote
Olores mezclados
Arrugas jóvenes
Conservas en algún rincón
Caricias, besos y soles

martes, 3 de julio de 2007

Adiós.

Con la noche en los ojos y el alma en las manos
Dice adiós a un hombre dormido
Más lejos de ella se encuentra ahora
Se le acerca despacio, guarda su aroma en los labios
Abre sus manos lentamente...
Lo mira distante, sólo parece un niño
Cierra la puerta llevándose las horas
El abre los ojos, se bañan de luz
Levanta la cabeza, mariposas violetas acarician su pecho

Uno.

Desearía que no existiesen orillas
Poder tragar fronteras
Hacer desaparecer límites
Anudar banderas
Mezclar besos y palabras

Hacer del hombre un sólo hombre
Y la mujer una única madre
Confundir pieles y colores
Que el horizonte sea un espacio
Donde descansan nada más
Que hermanos de esta tierra